Teresa Carreño (1853-1917)
En honor
a la verdad, pocas han sido las pianistas hayan alcanzado el virtuosismo y la
brillantez reconocida internacionalmente
de esa ilustre mujer venezolana. Nació en Caracas, una ciudad donde su
población y ambiente social no ofrecía en esa época otra alternativa musical
que la presencia alternada de compañías de ópera, la mayoría de ellas de origen
italiano que llegaban a la ciudad durante las giras que realizaban por países
vecinos.
Teresa Carreño desde niña ya mostraba una notable
disposición prodigiosa para el teclado. Su padre también con aptitudes para la
música fue el hijo del maestro de capilla u organista de la catedral de Caracas
y ante las dotes de su hija, decide enviarla a Nueva York y ponerla bajo la
tutela de Louis Moreau Gottschalk, un pianista americano que en esa época había
conseguido mucho renombre. Tenía la particularidad de interpretar solo obras de
su autoría, también realizaba improvisaciones sobre temas conocidos y por sobre
todo se lucía en los pasajes que
mostraban una cierta dificultad y repite
los mismos arpegios, las mismas octavas, los mismos trinos y alguna otra
variante musical.
Carreño logra adaptarse a este singular músico y avanzar
en sus conocimientos y ya muestra un especial talento. Tuvo la oportunidad
teniendo apenas 10 años de tocar ante el presidente Lincoln, quien llora de
emoción al oir la interpretación de una canción negra.
A pesar de ello su padre se muestra desconforme con las
limitaciones musicales del maestro Gottshalk, decide enviarla a París y en
Europa se relaciona con los músicos talentosos del momento. Son List, Gounod,
Rossini y algunos otros. Berlioz oye sus interpretaciones y la recomienda a
George Matías, quien fuera discípulo de Chopin y también recibe clases de Antoine
Rubistein que se encuentra en su momento cumbre. Adeline Patti descubre en
Teresa un bello registro vocal de mezzosoprano
y le da lecciones de canto.
A todo ello Teresa Carreño se ha convertido en mujer.con
especiales encantos femeninos y un y un inigualable talento. Cuando cumple 19
años se casa con el violinista Emile Sauret. Se presentan al unísono en algunos
conciertos; pronto se divorcian y en 1875 Carreño regresa a Caracas. Se vuelve
a casar y su marido es el barítono Giovanni Tagliapetra, con él organizan una
compañía de ópera y aprovechando las lecciones aprendidas con la Patti canta
como mezzosoprano y en algunas oportunidades dirige la orquesta. El ambiente de
la ópera no la conforma y decide retornar al piano. Se divorcia por segunda vez
y regresa nuevamente a dar conciertos de piano. Comienzan las presentaciones
por el mundo entero es reconocida y aclamada. Los éxitos se suceden, es descubierta
plenamente como una pianista de primera magnitud. Posee un virtuosismo
especial aunado a su temperamento
romántico y lleno de espontaneidad. En 1892 se casa por tercera vez, su esposo
es Eugene d´Álbert, un renombrado pianista de origen escocés, pero formado en Alemania. Es con este músico
que Carreño logra interpretar a Bach y Beethoven y lo logra con la mayor
excelencia. Hasta el mismo Brahms la oye y la aprecia con los mejores elogios,
es su momento de mayor éxito.
De temperamento
rebelde e independiente y poco hecha para uniones prolongadas se divorcia por
tercera vez y es en esos momentos que compone un cuarteto que fue interpretado
en Leipzig. Reside en Alemania de donde se ausenta solo durante las giras. EN
1902 se casa por cuarta vez con un hermano de su segundo marido, Arturo
Tagliapetra. Envejece, la calma se hace presente en aquella
prodigiosa mujer que desde niña recorrió un largo camino donde su excelencia
fuera bien ganada. Cuando muere Venezuela la llora con especial reconocimiento.
Posteriormente el gobierno la honra con la mayor sala de espectáculos de
Venezuela que lleva su nombre. Etiquetas: Teresa Carreño (1853-1917)
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